Las fuertes precipitaciones caídas recientemente en el sur de Florida provocaron inundaciones en distintas áreas. Vecindarios enteros vieron cómo las aguas penetraron en las viviendas, y la imagen de vehículos sumergidos apareció en todos los noticieros.
Yuris llegó a EEUU hace recientemente y logró comprar un auto de segunda mano que pagó en dos años. En enero, en cuanto saldó su deuda con el prestamista, adquirió la cobertura mínima de seguro en Florida, PIP y PDL. “La vida está muy cara y tengo que reducir gastos”, justificó con toda lógica aparente.
El Toyota de Yuris fue uno de los vehículos afectados por las inundaciones que estos días afectaron Florida. El nivel del agua alcanzó las ventanillas del vehículo. A Yuris no le quedó más remedio que esperar a que el agua descendiera. A los tres días, al intentar echar a andar el vehículo, el motor no respondió.
Yuris llamó a su compañía de seguros y explicó lo sucedido. Del otro lado de la línea, la operadora respondió que lamentaba informarle que su cobertura no incluía inundación.
“Usted en enero canceló la cobertura integral -comprehensiveque cubre inundaciones, granizo, lluvias intensas.”
Ahora Yuris tiene un problema: tendrá que enfrentar los gastos del arreglo del auto inundado. Su mecánico le dijo que el agua había penetrado en el motor, que debía eliminar la humedad del interior del vehículo, cambiar los asientos, las alfombras y revisar algunos problemas eléctricos. El arregló no será barato, tal vez le convenga más adquirir otro vehículo.
En fin, si Yuris hubiera mantenido la cobertura comprehensive, ahora recibiría un cheque con una compensación de su compañía de seguro que cubriría el monto de la pérdida, menos el deducible.
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