La retinopatía diabética es una enfermedad ocular bastante frecuente causada por la diabetes que puede desencadenar la pérdida de la visión. Dos de cada cinco personas con diabetes la padece. La enfermedad se produce cuando altos niveles de glucosa en sangre dañan los vasos sanguíneos de la retina, ocasionando una visión borrosa.
Esta enfermedad en su etapa inicial no muestra síntomas, provoca que la retina se inflame, debido a fugas en los vasos sanguíneos del ojo. Estos fluidos se acumulan en la mácula, que se encuentra en el centro de la retina, e impiden su funcionamiento correcto, es decir enfocar las imágenes. Lo que produce una visión borrosa.
También, los vasos sanguíneos de la retina se pueden obstruir y ocasionar una isquemia macular, es decir, la sangre no llega a la retina lo que afecta la visión.
En la etapa más avanzada de este trastorno llamada retinopatía diabética proliferativa, la retina comienza a desarrollar nuevos vasos sanguíneos muy frágiles que sangran en el vítreo -el líquido gelatinoso que cubre el ojo-. Si sangran mucho, podrían bloquear la visión. Los nuevos vasos pueden formar un tejido fibroso que suele provocar el desprendimiento de la retina y dañar la vista.
Tal vez usted si usted es diabético se asuste con lo que le hemos compartido, la buena noticia es que esta enfermedad se puede detectar en su estadio inicial, antes de que los síntomas sean evidentes, en un examen rutinario de la vista con dilatación de pupila. Las personas con diabetes deben controlar los niveles de azúcar en sangre y hacerse exámenes de la visión para prevenir este padecimiento. Una vez detectada la enfermedad, su oftalmólogo sabrá controlarla y evitar la pérdida de la visión. En su estado inicial, siempre será más fácil de tratar.
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